Respiro.
Oleadas de experiencia hacen zozobrar al pensamiento, rendido.
Sin palabras.
Entonces me noto con más precisión de lo que lo hiciera en cualquier otro momento:
Soy el espacio hueco.
Soy la nada recubierta de apariencias.
Soy la reverberación del silencio.
Soy la imagen del espejo vacío.
Soy la eternidad emergiendo del tiempo.
Crecimiento disolviéndome en la conciencia.
Enorme presencia.