Al principio de todo está la necesidad como motor de las acciones de la vida.
Son necesidades básicas:
– Necesidades fisiológicas inherentes al funcionamiento corporal: sed, descanso, mantenimiento de la temperatura, eliminación, contacto…
– Necesidades afectivas: protección, pertenencia, importancia, intimidad, comunicación, retirada, generosidad, sexualidad…
– necesidades existenciales: existencia, sentido de la vida, productividad, creatividad, libertad, independencia, belleza, unión…
Estas necesidades son emergentes organísmicos ineludibles, que pueden postergarse más o menos tiempo, pero nunca ser eliminadas.
Los deseos son necesidades demasiado tiempo postergadas y que no encuentran una vía de satisfacción real adecuada.
Un verdadero problema cuando diferentes necesidades son vividas como incompatibles en la relación con los demás (v.g. protección e independencia), máxime cuando algunas de estas necesidades tuvieron que ser satisfechas por el cuidado de otras personas, nuestros padres. Tuvimos que renunciar, tuvimos que anestesiarnos, tuvimos que luchar contra nosotros mismos, tuvimos que engañar, tuvimos que soñar un mundo inexistente…
Aún lo hacemos.